Y anoche, otro bolo. Y anoche, otro cuento.
"En el rompeolas aún se huele el sol", pensaba la marsopa. La luciérnaga envidiaba ese pensamiento. Mientras veía el arco iris, azul índigo tus ojos (sobredosis de gominolas).
Y Dostoievsky despertó.
jueves, 5 de mayo de 2011
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