Ahora sí. Se acabó. Estoy agotado y quiero descansar. No puedo más. Gracias a los que habéis venido, a los que habéis intentado venir, a los que queríais venir y no habéis podido, a los que nunca quisísteis venir pero siempre decíais que vendríais, a los que siempre pensaron que esto no funcionaría, a los que han estado ahí siempre, a todos los que siempre estuvieron y nunca se fueron, a los que han repetido, a David Guapo por empujarme a hacer esto aquel verano de Barcelona y a Clariqué por volverme a empujar, al Mediterráneo, el 37 Grados, al Rincón del Arte Nuevo, al Marimba, sobre todo, al Marimba, La Huelga, la Sala El Cachorro, Microteatro por Dinero, Óscar y sus Noches Árticas, Clamores, el Barbú, el Old Cade Tavern de Las Rozas, la Sala Triángulo, La Tabacalera de Lavapiés, La Escalera de Jacob... Cuando empecé con este espectáculo, nunca pensé que funcionaría así. Y, mucho menos, que acabaría exhausto de contar historias, chistes y canciones. De ver a la gente disfrutar tanto. Ahora me exilio un poco. Ya me toca. Y me exilio feliz. Viene el turno de otras cosas. Otros proyectos. De renovar energías y empezar un nuevo ciclo. De parar para volver. Para escribir otras imágenes. Otras canciones. Y otros cuentos.
Mazinger Z volvió a su casa en un estado lamentable.
Iba a Valdemoro, pero luego varió: "¡Pinto!"
Al llegar, se encontró a Afrodita en una condensación de baño.
Y, como era su cumpleaños, le disparó sus tetas.
Su misil comenzó una rápida escalada...
Hasta que cayó marchita.
Y le dieron con la sartén.
Iba a Valdemoro, pero luego varió: "¡Pinto!"
Al llegar, se encontró a Afrodita en una condensación de baño.
Y, como era su cumpleaños, le disparó sus tetas.
Su misil comenzó una rápida escalada...
Hasta que cayó marchita.
Y le dieron con la sartén.
De corazón. Gracias.