lunes, 31 de agosto de 2009

Piedra, papel o tijera

Hace unas semanas estuve en Arles, un pueblo francés muy conocido por todos los que viven allí.

Fui porque me dio la gana y porque me convencieron para ir a un festival de fotografía, que es como un festival de música, pero sin pulseras, con gente muy callada y, sobre todo, muy sobria.

Pero qué apasionante es la vida intelectual. Qué imágenes más poderosas, más enriquecedoras, más inteligentes. Es más. Había fotos tan inteligentes que intenté comunicarme con una y perdí:

Luego, en un segundo intento, tuve una intuición iluminadora... pero sólo conseguí empatar:

Y por fin, tras sufrir varias humillaciones y derrotas, logré adivinar su próximo movimiento:


Y sí, gané, pero fue duro. Es más. Me costó tanto esfuerzo batir a esta mano indomesticable que he tenido que estar en reposo durante días... Por eso, no he podido escribir nada aquí hasta hoy.

Pues ya está. Ya sabéis por qué.

Hala. Ya lo he dicho.