...a Verónica, por ceder su espacio y prestarme un cielo...
...a Miguel y sus secuaces, por casi-casi conseguirlo...
...a la correa de la guitarra, por generar tensión...
...al micrófono, por abandonarme un rato...
...y, cómo no, a los malotes de la clase...
Gracias. Os debo una.
No hay comentarios:
Publicar un comentario