domingo, 26 de octubre de 2008

Sevillamicasateléfono

Estos días estoy en Sevilla, esa ciudad que no tiene un color especial sino la cerveza mejor tirada de España. Y por eso no estoy publicando nada. Porque estar en Sevilla significa estar otra vez en mi casa -que hace unos años dejó de ser "mi casa"-, en mi ciudad -que tampoco es ya "mi ciudad"-, y con mi gente que -esto sí- siempre lo seguirá siendo -lo que no quita que haya más "migente" repartida por cada vez más rincones del planeta-, unos seres a los que, estos días, me toca dedicarme casi en exclusiva.

Lo que sí necesitaba contar es que el día que llegué a Sevilla había dos tontos más en la ciudad: uno de ellos, claro, era yo. Y el otro era el rey (escribo rey en minúscula porque, como dice un amigo mío, "no entiendo por qué hay que poner rey en mayúscula y señora de la limpieza en minúscula", ole) .

Como Sevilla es como es, al señor monarca le llevaron de excursión. Y como el tipo es lelo, pero los sevillanos no, lo primero que le enseñaron es una iglesia. Y lo segundo, una fábrica de cerveza. En realidad, es perfecto, ya que Sevilla, como nos han enseñado desde chicos, es eso: iglesias y cerveza.

-¿Qué le parece, majestad?
-Es para mí un orgullo y satisfacción comulgar con Cruzcampo.

Pero menos mal que en esta ciudad de trajes azules y corbatas planchadas, frases como "elABCeselmejorperiódicodesevilla", terratenientes de cocaína y postín, señores y señoras clasistas de "dóndevaeseasíyenssimaenbiciquevaamatarse", bigotes recortaos, mantones de manila "miraniñaunacositaquemehecomprao", tipos falsos y resabiaos, colegios de curas, monjas pasteleras, misas de doce, de una y de ocho, gomina a puñaos y políticos de feria, quedan otras cosas.

Otras cosas como la Alameda, Triana, la gente güena "quelahayymucha", las mejores tapas del mundo, la luz más poderosa de España, plazas para sentarse y titubear, Cádiz a una hora, la calle San Luis, el Pumarejo, una tapita de caracoles "mejorunatarrinaamedias", el Parque de María Luisa, ensaladillas perfectas, el Teatro Central, el cine Avenida, la salmuera... Y, sobre todo, los amigos... esos amigos. Unos tipos que, aunque lleves siete meses sin verlos, vuelven a recibirte con eso que nunca tendrán las iglesias, las fábricas y los reyes... Unos abrazos que, al envolverte, te hacen otra vez más chico. Y te recuerdan que hace unos años no dejaste esta ciudad porque sí, sino porque sabías que, tarde o temprano, ibas a necesitar echarla de menos.

Y ahora voy a llamar a alguien... Porque lo mejor de estar en casa -aparte de ver capítulos de "The Wire" en un plasma gigantesco- es que estos días, el teléfono, lo vuelven a pagar mis padres.

pd: "amigos", claro está, también sois vosotras (qué cursi, esto).

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhh... por fin te has puesto a ver The Wire (esto si que se merece las mayúsculas). Pero espero que tengan subtítulos... porque si no te enteras de una palabreja de lo que dicen los camellos. Buena la descripción de Sevilla. Lo de que la cerveza es la mejor… yo lo discutiría. Pero que te tomas mas cervezas que en ninguna otra parte… seguro.

El hombre verde del este dijo...

I agree en todo, L.A. Lupas. Aunque no creo habe dicho que sea la mejor cerveza, sino la mejor tirá. Ya me contarás eso que dicen de que hay una donutt web por ahí rulando.

Ah. También terminé de ver la Sexta de The West Wing. Pronto enfilo la séptima y última... Aaaah. Amazing...

...a la espera de Mad Men.

Anónimo dijo...

La séptima de West Wing y Mad Men irán de camino este próximo viernes. Grandes.

El hombre verde del este dijo...

merci a lot, pirata... No puedo más con la espera. Me ha salido una llaga y es por esto, lo sé.